Thilo Bode, el economista alemán que encabeza la organización, dijo que ésta será la campaña más importante de Greenpeace, justo cuando sólo un 60 por ciento de la selva tropical permanece intacta y madereros extranjeros, que ya han talado la mayor parte de las selvas asiáticas, están invirtiendo importantes sumas de dinero en el Amazonas.
Continuaremos con la campaña hasta que hayamos triunfado. Eso podría llevar 10 ó 20 años , dijo Bode. Sabemos que el problema del Amazonas no se solucionará de un día para otro . La campaña, planeada durante los últimos dos años y medio, contará con un presupuesto anual de 2,5 millones de dólares.
Su primer objetivo será revelar las actividades de las compañías madereras, que son responsables por un 72 por ciento de la deforestación. Bode dijo que la tala de la región no se hace de una manera sostenible y el gobierno brasileño admitió que un 80 por ciento de la tala se efectúa ilegalmente.
Greenpeace espera crear una demanda mayor por la madera talada de una manera sostenible. También buscará fomentar las inversiones que respeten el medio ambiente y crear mercados internacionales para productos que no dañen la selva tropical, como el caucho y los frutos secos brasileños.
La oficina central de la campaña estará ubicada en la capital amazónica de Manaus, 2.844 kilómetros al noroeste de Río de Janeiro. Queremos que la gente piense en las selvas como un vehículo de desarrollo y no como un obstáculo al progreso , dijo el director ejecutivo de Greenpeace en Brasil, Roberto Kishinami.
Cualquier intento por salvar la selva debe tomar en cuenta un desarrollo económico sostenible. Pero esta empresa no será fácil en una región de una pobreza extrema y donde la industria de la madera otorga los pocos empleos que existen. El Amazonas no es la Antártida. Hay 20 millones de personas viviendo allí y hay que encontrar una solución que sea aceptada por la gente , declaró Bode.
Esta es una región en la que los madereros están estrechamente vinculados al gobierno local y las disputas muy a menudo se deciden brutalmente con la ayuda de mercenarios. Esta es nuestra campaña más peligrosa, pero no asumiremos riesgos que consideremos irresponsables , dijo el coordinador de la campaña en Brasil, Ruy de Goes.
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